domingo, 26 de marzo de 2017

TERREMOTO 16 A.

La historia de Yandri: un antes y después del terremoto


Por Carlos Delgado

El terremoto del 16 de abril de 2016 en la costa ecuatoriana causó muerte, dolor, necesidades y hambre. Pero también fue la oportunidad de sacar provecho para Yandri, un niño de diez años de edad, quien reside con sus abuelos, en una pequeña vivienda, construida con pedazos de ladrillos, caña gadúa y otros elementos vetustos. La vivienda se ubica en la mitad de poblado del cantón manabita Jaramijó.
En la casa de Yandri, por la pobreza en que viven sus abuelos, semanas antes del terremoto, no había para las tres comidas diarias, con las que se acostumbra en este poblado de 30 mil habitantes, donde el 75 % de los jefes de familias se dedican a la pesca artesanal.

La situación que vive el menor después del terremoto, se unió a la tristeza que le causó la muerte de su padre, hecho registrado en un choque entre una moto lineal y una mototaxi, el 26 de marzo de mismo año, cuando se celebraba el sábado de Gloria por la Semana Santa.
En ese accidente, su pequeño hermano, nacido en otro matrimonio de su padre, resultó con heridas de gravedad, donde incluso una exreina del cantón Manta, inició una campaña de ayuda solidaria en las redes sociales, la que tuvo una gran acogida.
El día de terremoto de 7, 8 en la escala de Richter, las paredes de la vetusta casa de sus abuelos, cayeron con facilidad, debido al brusco movimiento que se originó. Sus abuelos quedaron debajo de los escombros, mientras que los otros miembros de su familia, que sumados a él en total eran cinco, trataron de ponerse a salvos para no ser alcanzados por los ladrillos, zinc y madre que caían desde la casa donde estaban y desde otras casas contiguas.
Ese día, las súplicas al cielo, eran la constante entre los vecinos de Yandri. Él refiere que cuando sintió que la tierra temblaba, sólo atinó a llorar, mientras que su abuela para que la tierra dejara de temblar.
“Cuando se dio el terremoto, yo estaba por donde se lavan platos, cerca de la cocina. Allí se cayó una pared y la otra quedó blandita. Una de las paredes les cayó encima a mi mami Berna y mi papi Manuel (así se refiere a su abuelos). Yo me puse a llorar porque pensé que nos íbamos a morir todos”, contó.
A pesar de su corta edad, Yandri recuerda cada detalle de lo sucedido esa noche, y afirma, que otra de las personas que estuvo esa noche en la casa donde residían, fue su madre Jesica, quien al verlo llorar, corrió a socorrerlo para evitar que fuera aplastado por los escombros que caían.
Sus abuelos resultaron golpeados, pero no fue de gravedad, mientras que en todo este poblado el número que dio el Comité de Operaciones Emergentes (COE), fue de un fallecido y al menos 160 heridos. 
Con el pasar de los días, y después que la noticia sobre los daños ocasionados a las diferentes poblaciones de las provincias de Manabí y Esmeraldas circulara, la ayuda de ciudades del país y de otros países comenzó a llegar.
Hasta finales de mayo de 2016 cuando se hizo la recopilación de datos, Yandri recordaba que había ido a muchas entregas de donaciones, y que en total, había recibido 38 cartones o fundas grandes con raciones alimenticias. Ante la interrogante de porqué asistía a pedir comida refirió.
“Yo fui porque quería que mi mami Berna cocinara todos los días. Antes del terremoto, a veces sólo comíamos dos veces o una sola vez, porque no había plata (dinero), para comprar comida”, menciona.
El pequeño, a pesar de su cortad edad, asimila que con el terremoto, su familia fue beneficiada porque, la ayuda que llegó desde diferentes partes del Ecuador y del mundo, les benefició para su alimentación diaria.
La frase que utilizaba para solicitar la ayuda Yandri era: “Una ayuda por favor, mire que se me murió mi papá y se me cayó mi casita…”. Su padre, Leonardo Delgado, semanas antes al terremoto, falleció en un accidente de tránsito en esta misma localidad de Manabí.
Por esta razón, lo que decía el infante cada vez que iba a solicitar una ayuda, era solamente la verdad. “Ahora tenemos comida guardada para comer. Antes no había en la casas… Si llegaran a reglar otra vez, yo iría de nuevo”, afirma.
Su futuro y sus miedos
Sobre su futuro, Yandri menciona que cuando sea grande, buscará trabajar para ayudar a sus padres para que tengan para la comida. “Yo quiero ser cualquier cosa, porque sólo quiero trabajar para ayudar para comprar comida. No quiero ir a la escuela porque si estudio se gasta y no hay plata (dinero)”, menciona.
El pequeño asegura tenerle miedo a la muerte, al terremoto y al tsunami. Quizás este tipo de pensamiento lo tiene por lo vivido el 16 de abril de 2016, cuando se registró el terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter que afectó a las provincias de Manabí y Esmeraldas en Ecuador.
Sobre sus creencias religiosas señala creer en Dios, pero asegura tenerle miedo al “diablo”, aunque afirma que no sabe cómo es, y que sólo le han contado que tiene cachos y que viste de rojo.

Después de las semanas transcurridas, Yandri intenta retomar las cosas que hacía con normalidad. Una de ellas es asistir a los cibers, donde asegura puede jugar en las computadoras y ver las historias de Dragon Ball Z, con su personaje Gokú.

(Elaborada en mayo de 2016)