19 de mayo de 2014, Roma
– Hoy en día, más personas que nunca dependen de la pesca y la
acuicultura para obtener alimentos e ingresos, pero las prácticas
nocivas y la mala gestión amenazan la sostenibilidad del sector,
advierte un nuevo informe de la FAO publicado hoy.
Según la última edición de
El estado mundial de la pesca y la acuicultura,
la producción pesquera y acuícola a nivel mundial ascendió a un total
de 158 millones de toneladas en 2012, alrededor de 10 millones de
toneladas más que en 2010
La rápida expansión de la
acuicultura, incluidas las actividades de los pequeños productores, es
el motor de este crecimiento en la producción.
El cultivo de
peces encierra grandes posibilidades para responder a la creciente
demanda de alimentos que se deriva del crecimiento demográfico, según el
informe.
Al mismo tiempo, los océanos del planeta –si se
gestionan de forma sostenible- tienen un papel importante en la creación
de puestos de trabajo y para alimentar a la población mundial, según el
informe de la FAO.
"La salud de nuestro planeta, así como
nuestra propia salud y el futuro de la seguridad alimentaria, todo ello
depende de cómo tratemos el mundo azul", aseguró el Director General de
la FAO, José Graziano da Silva. "Tenemos que asegurarnos de que el
bienestar del medio ambiente es compatible con el bienestar humano, a
fin de que la prosperidad sostenible a largo plazo sea una realidad para
todos. Por esta razón, la FAO se ha comprometido a promover el
‘crecimiento azul’, que se basa en la gestión sostenible y responsable
de los recursos acuáticos".
Este renovado interés en el
denominado "mundo azul" se produce cuando la proporción de la producción
pesquera utilizada por los seres humanos para alimentarse ha aumentado
desde alrededor del 70 por ciento en la década de 1980 a un nivel récord
de más del 85 por ciento (136 millones de toneladas) en 2012.
Al mismo tiempo, el consumo per cápita de pescado se ha disparado de los 10 kg en la década de 1960 a más de 19 kg en 2012.
El nuevo estudio de la FAO señala también que el pescado representa en
la actualidad casi el 17 por ciento de la ingesta de proteínas de la
población mundial, porcentaje que en algunos países costeros e insulares
puede superar el 70 por ciento.
La Organización de la ONU
estima que la pesca y la acuicultura sostienen los medios de
subsistencia de entre el 10 al 12 por ciento de la población mundial.
Desde 1990, el empleo en el sector ha crecido a un ritmo más rápido que
la población mundial, y en 2012 dio empleo a unos 60 millones de
personas dedicadas a la pesca de captura y a las actividades acuícolas.
De ellas, un 84 por ciento trabajaban en Asia, seguida de África con
alrededor del 10 por ciento.
La pesca de captura permanece estable, continúa el auge de la acuicultura
La
producción mundial de la pesca de captura marina se mantuvo estable en
alrededor de 80 millones de toneladas en 2012, indica el nuevo informe.
Actualmente, menos del 30 por ciento de las poblaciones de peces en
libertad controladas regularmente por la FAO están sobreexplotadas, lo
que supone una inversión en la tendencia observada durante los últimos
años y un signo positivo en la dirección correcta. Poco más del 70 por
ciento se están explotando por dentro de los niveles biológicamente
sostenibles. De este porcentaje, las poblaciones plenamente explotadas
-es decir, aquellas en o muy cerca de su máxima producción sostenible-
representan más del 60 por ciento, mientras que las poblaciones
infraexplotadas suponen cerca del 10 por ciento.
La producción
mundial de la acuicultura marcó un récord histórico de más de 90
millones de toneladas en 2012, incluyendo casi 24 millones de toneladas
de plantas acuáticas. China representó más del 60 por ciento de la cuota
total.
La expansión de la acuicultura contribuye a mejorar la
dieta de muchas personas, especialmente en las zonas rurales pobres,
donde la presencia de nutrientes esenciales en los alimentos es a menudo
escasa.
Sin embargo, el informe advierte que para seguir
creciendo de manera sostenible, la acuicultura tiene que ser menos
dependiente de los peces en libertad para los piensos e introducir una
mayor diversidad en especies y prácticas en las explotaciones acuícolas.
Por ejemplo, las especies de pequeño tamaño pueden ser una excelente
fuente de minerales esenciales cuando se consumen por entero. Sin
embargo, las preferencias del consumidor y otros factores han visto un
cambio hacia especies cultivadas de mayor tamaño, cuyas espinas y
cabezas a menudo se descartan.
El papel de la pesca tendrá un
lugar destacado en la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición,
organizada conjuntamente por la FAO y la Organización Mundial de la
Salud (OMS) y que tendrá lugar del 19 al 21 de noviembre de 2014 en
Roma.
Mayor cuota de mercado para los países en desarrollo
El
pescado sigue siendo uno de los productos alimentarios más
comercializados en todo el mundo, por un valor de casi 130 000 millones
dólares EEUU en 2012, cifra que es probable que continúe aumentando.
Una tendencia importante es el aumento de la participación de los
países en desarrollo en el comercio pesquero: el 54 por ciento de las
exportaciones totales de pesca en función de su valor en 2012 y más del
60 por ciento por volumen (peso vivo).
Esto significa que la
pesca y la piscicultura están desempeñando un papel cada vez más
importante para muchas economías locales. Alrededor del 90 por ciento de
los pescadores lo son en pequeña escala y se estima que, en total, un
15 por ciento son mujeres. En las actividades secundarias -como el
procesamiento-, esta cifra puede elevarse al 90 por ciento.
La
FAO, a través del Año Internacional de la Agricultura Familiar 2014,
está elevando el perfil de los productores en pequeña escala -incluyendo
la pesca y la acuicultura- con un énfasis en la mejora del acceso a la
financiación y los mercados, garantizando los derechos de tenencia y la
protección del medio ambiente.
Reducir el desperdicio, frenar las prácticas nocivas, mejorar la trazabilidad
Se
calcula que cada año se pierden 1 300 millones de toneladas de
alimentos, lo que supone cerca de un tercio de todos los alimentos
producidos. Esta cifra incluye las pérdidas posteriores a la captura de
peces, que tienden a ser mayores en la pesca en pequeña escala.
En las pesquerías en pequeña escala, las pérdidas de calidad son a
menudo mucho más importantes que las pérdidas físicas. La mejora de los
métodos de manipulación, transformación y agregación de valor podrían
abordar los aspectos técnicos de esta cuestión, pero también es vital
extender las buenas prácticas, establecer asociaciones, crear conciencia
y desarrollar capacidad y políticas y estrategias pertinentes.
El informe de la FAO señala también que la pesca ilegal, no declarada y
no reglamentada (INDNR) sigue representando una grave amenaza para los
ecosistemas marinos y tiene igualmente un impacto negativo en los medios
de vida, las economías locales y el suministro de alimentos.
La trazabilidad de la cadena alimentaria es cada vez más un requisito en
los principales mercados pesqueros, sobre todo a raíz de los recientes
escándalos relacionados con el etiquetado incorrecto de los productos
alimentarios. La FAO proporciona directrices técnicas sobre la
certificación y el etiquetado ecológico, que pueden ayudar a los
productores a demostrar que el pescado ha sido capturado de forma legal
en una pesquería gestionada de forma sostenible o producido en
instalaciones acuícolas debidamente controladas.
En particular, los expertos hacen hincapié en la importancia del
Código de Conducta para la Pesca Responsable
que, desde su aprobación hace casi dos décadas, sigue siendo clave para
el objetivo de una pesca y acuicultura sostenibles. El Código promueve
el uso responsable de los recursos acuáticos y la conservación de los
hábitats para impulsar la contribución del sector pesquero a la
seguridad alimentaria, la mitigación de la pobreza y el bienestar
humano.
La FAO promueve también el “crecimiento azul " como
marco para una gestión sostenible y atenta a las cuestiones
socioeconómicas de océanos y humedales.
En la
Cumbre sobre la acción oceánica global para la seguridad alimentaria y el Crecimiento Azul,
celebrada el mes pasado en La Haya (Países Bajos), los gobiernos y
diversos participantes se comprometieron a desarrollar acciones
enfocadas en combatir el cambio climático, la sobrepesca, la pérdida de
hábitats y la contaminación, en un intento de restablecer unos océanos
resilientes y productivos.